La reducción progresiva de los residuos de síntesis química, se puede lograr mediante el uso de nuevas tecnologías. En la actualidad la sociedad y los técnicos que trabajan a campo demandan la reducción progresiva de los residuos provenientes de productos de síntesis química a través de la migración hacia nuevas tecnologías en la producción agropecuaria.
Por su parte, hace años el INTA, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria basado en Argentina, había seleccionado e identificado la cepa de Trichoderma harzianum, th2 el cuales un hongo que tiene la propiedad de ser bio controlador de enfermedades, especial de semillas y de suelo.
En ese contexto, y mediante el pago del canon correspondiente, una empresa privada desarrolló a través de 10 años de trabajos a campo, la formulación adecuada de un fungicida 100% biológico. Este producto fue lanzado en el año 2014, y ya está registrado para el manejo de trigo, soja, para leguminosas de invierno y en arroz, ocupando más de 500.000 ha de trigo o 300.000 ha de soja tratadas con el fungicida, es el caso único en el mundo.
“Lo bueno que tiene Rizoderma, formulado a partir de este tipo de hongos bio controladores, es que es un producto vivo y que a diferencia de los productos de síntesis química, coloniza la planta y está mucho más tiempo controlando una enfermedad” explicó el Ing. Agr. Gabriel Mina, responsable de producto, línea bio-control de Rizobacter.
Pensando en los patógenos de suelo, en esas enfermedades de difícil control ante las que el químico se queda sin persistencia porque es un sintético, el hongo genera ese atributo diferencial como persistencia de control. Es la nueva agricultura en la que se aplican estas formas de acción, y a su vez, además de secretar antibióticos es decir sustancias que promueven el control de enfermedades, también secreta otros componentes como todo microorganismo que promueven lo que es la resistencia sistémica. Que genera dentro de la planta, la activación de mecanismos que propician a capacidad de tolerar una enfermedad.
Ing. Agr. Gabriel Mina
Responsable de producto, línea bio-control de Rizobacter
Por ejemplo, ¿para que nos vacunamos contra el COVID 19, si no tenemos la enfermedad? se preguntó Mina, y él mismo se respondió: “precisamente para prevenir y para que el cuerpo reaccione de manera tal que si aparece el COVID pueda tolerar la enfermedad. Por ello es que ha bajado sustancialmente el número de enfermos fatales con la pandemia a pesar que aparecen la tercera y cuarta olas. Ocurre que como la gente se vacunó, tu cuerpo tiene la habilidad y capacidad de tolerar un nivel más alto de la enfermedad”.
“Eso es lo que ocurre con lo biológico y es la nueva agricultura que se viene”, sentenció el especialista. “En los últimos 10 años, siendo Rizobacter líder en tratamiento de semillas en trigo y en soja, nos propusimos que este producto debía funcionar de la misma manera que los que utiliza el productor. Para ello lo llevamos a campo durante esos 10 años, con experimentación comparativa frente al químico desarrollado por la empresa y de mayor eficiencia” contextualiza.
“Como resultado logrado durante este período, tenemos la certeza de que no solo nos permite controlar de manera eficaz las enfermedades, proteger las semillas, y lograr que cada semilla se desarrolle en planta, sino que nos da un 1,5% de rinde más comparado con el mejor químico de Rizobacter. Así sabemos que el remplazo es muy satisfactorio en favor de la tecnología biológica”.
Está registrado como fungicida, y es un producto biodegradable que se aplica sobre la semilla, con una formulación que tiene más de 120 días de pre curado (curado anticipado) igual que todos los productos de síntesis química, 100% líquido de aplicación directa, con una dosis muy amigable como todo químico y a su vez tiene una vida en el envase de más de 18 meses. Con lo cual si no se utiliza para la campaña actual queda con utilidad para la próxima.
«Es 100% biológico, y por ello combina distintos mecanismos de acción, como ser: competencia, mico parasitismo o antibiosis. Y sino induce al efecto de vacuna que es el de resistencia. Por ello digo que son cuatro mecanismos de acción que se combinan y golpean en distintos segmentos y así puede decirse que no hay riesgo de adquirir resistencia por parte de los patógenos y por ello las empresas están migando hacia este tipo de tecnologías» sostiene Mina.
“Hoy el producto está registrado en Argentina, Paraguay Brasil, Bolivia, Uruguay, Ucrania, y se esta registrando en la UE, Canadá, Estados Unidos y Sudáfrica. Además, otras compañías a través de convenios lo incorporan dentro de sus portfolios de productos como es el caso de Syngenta, que es la principal empresa de síntesis química en el mundo. Estamos seguros de que este es el camino para bajar el perfil toxicológico y buscar nuevos mecanismos de acción” dice el especialista.