Desde el inicio de esta campaña, “El Niño” mostró un comportamiento anormal que afectó a la actividad agrícola durante sus distintas etapas, con un impacto significativo en los rendimientos y la calidad.
En general, fue una temporada compleja en la que dentro de una misma región se tuvieron desafíos diferentes, en el norte de la región oriental y gran parte del Chaco afectó una fuerte sequía y en el sur se registraron altos niveles de humedad, inundaciones por el desbordamiento de cauces hídricos y granizadas, mientras que en el este y en algunas zonas productivas el clima permitió un buen desarrollo de los cultivos.
A la fecha, los rendimientos promedios de la soja varían mucho, se registran cosechas de 700 Kg hasta 4.000 Kg por hectárea, resultados que aún son difíciles de consolidar para estimar un rendimiento promedio nacional.
Joel Santacruz, productor de Canindeyú, comentó un avance del 80% en su cosecha durante la semana pasada, con un promedio estimado de 2.500 kg por hectárea. “Nos afectó bastante la falta de lluvia”, indicó.
En zonas de San Pedro reportan parcelas que se estimaban en 4.000 kg, pero debido a la falta de agua y resiembras están alcanzando solo 1.000 kg.
Por su parte, Víctor Díckel, productor de Itapúa, señaló un avance del 90% cosechado en sus parcelas, con buenos rendimientos. Recordó que hay otras zonas que fueron golpeadas por granizados y por escasez de agua, lo que no permite un buen rendimiento generalizado.
“Fue muy complicado, pero el productor que cuidó bien de sus cultivos, no tuvo problemas mayores. Sí, gastamos más en cuidados sanitarios que años anteriores”, explicó Díckel.
Asimismo, contó que ya culminó con la siembra de soja y maíz “de segunda mano” y prosigue con los abonos verdes para continuar el ciclo productivo. En cuanto al desarrollo de los cultivos, menciona una fuerte presión de plagas, la mosca blanca sobre la soja y la chinche sobre el girasol.
En relación al control de plagas, resaltó que tanto el productor como técnicos tienen buenas prácticas de manejo, lo que también les permite realizar aplicaciones preventivas.
Abonos verdes
Consultado por el aporte de los abonos verdes para hacer frente a estos escenarios complejos, recordó que ayuda a mejorar la estructura del suelo, a acumular más agua por más tiempo y a que se pierdan menos nutrientes tanto por el sol como la erosión. “Siempre hay un beneficio productivo cuando se tiene buen manejo con abonos verdes. Eso es categórico”, añadió.